¿Qué entendemos por discapacidad intelectual?


Un recorrido por sus últimas definiciones
Autor: Alva María Soledad
Titulo: Lic. en Psicología
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¿Qué entendemos por discapacidad intelectual? Un recorrido por sus últimas definiciones.

Es sabido que términos como anormales, atípicos, deficientes, discapacitados, o minusválidos, etc. muchas veces fueron  empleados como sinónimos o como conceptos intercambiables conduciendo a confusiones, ya que al  intentar igualar palabras de diferentes orígenes  se perdieron  sus alcances y sus  precisiones. En el intento de superar lo anterior y de arribar a definiciones comunes y esclarecedoras en el año 1980  la OMS publica la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (International Classification of Impairmentes, Disabilities and Handicaps ). En ella se  define a la discapacidad como; “toda restricción o ausencia (debido a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano” (INSERSO,1997). La discapacidad se encontraba como  un eslabón entre la deficiencia “que es toda perdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica” y la minusvalía en tanto que situación desventajosa que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en función de la edad, sexo, condición cultural del sujeto, etc. Si consideramos esa  misma época en el ámbito nacional se adopta también oficialmente el uso del término discapacidad (II Jornadas Nacionales, Servicio Nacional de Rehabilitación, Jujuy, 1972) designando a aquellos sujetos afectados de incapacidades de cualquier tipo; del aparato motor, sensoriales, del lenguaje, viscerales, mentales, etc., que lo limitan en algún aspecto. De esta forma la idea de discapacidad que comenzaba a sostenerse colectivamente sugería la presencia en el sujeto de una diferencia, no negando la existencia de capacidades. El discapacitado es considerado un individuo potencialmente apto; puede tener, en determinados aspectos, capacidades menores, iguales e incluso mayores que otros individuos( Academia Argentina de Letras,1977). Las ideas que condujeron estas nuevas formas de pensamiento que se plasmaron en la clasificación de la OMS de 1980 tenían como objetivo postular una mirada positiva de la discapacidad y contemplar las consecuencias sociales que las afecciones acarrean al individuo. Estos postulados intentaron superar la antigua Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).
Dentro del ámbito internacional más de 10 años fueron necesarios para que nuevas concepciones comenzaran a circular. En el año 1992 la AARM (American Association of Mental Retardation) publica una nueva definición del RM (retraso mental). Con la intención de superar  el paradigma reduccionista que entendía al RM como un rasgo del individuo, la asociación desarrolla un  planteamiento multidimensional de la discapacidad que comprendió consecuencias importantes tanto en la evaluación de necesidades individuales como en la planificación de las estrategias de intervención. Las dimensiones de análisis planteadas fueron:
Ø  Funcionamiento intelectual y habilidades adaptativas
Ø  Consideraciones Psicológicas / Emocionales
Ø  Consideraciones Físicas/Salud/Etiológicas
Ø  Consideraciones ambientales
(Verdugo, M. A.,1994).
Esta línea teórica planteada ya en 1992 continuó desarrollándose y debido a la influencia de la experiencia, como de los resultados de investigaciones en el área, en el año 2002  una nueva definición de la AAMR aparece en escena. En la misma se entiende que el RM “es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y la conducta adaptativa tal como se ha manifestado en habilidades prácticas, sociales, y conceptuales. Esta discapacidad comienza antes de los 18 años” (Luckasson y cols.,2002) La nueva definición de la AARM  propone ahora cinco dimensiones de análisis:
Ø  Habilidades intelectuales;
Ø  Conducta adaptativa (conceptual, social, práctica)
Ø  Participación, interacciones y roles sociales,
Ø  Salud (física, salud mental, etiología) 
Ø  Contexto (ambiente, cultura)
Estas cinco dimensiones intentan abarcar diferentes aspectos de la persona y el ambiente con vistas a mejorar los sistemas de apoyos. La tercera dimensión (Participación, interacciones y roles sociales) es uno de los aspectos más relevantes ya que reafirma la importancia de los vínculos individuo - sociedad.  Este último es coincidente con las ideas plasmadas un año antes en la nueva  clasificación propuesta por la OMS. En  el año 2001 se aprobó la CIF, o “Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud” (INSERSO,2001).. En ésta  el término  discapacidad fue transformado en un concepto genérico o “paraguas” que conteniendo a los anteriores (deficiencia, discapacidad y minusvalía) se configuró en un concepto abarcativo de las dimensiones corporal, individual y social. Se ha pasado de una clasificación más centrada en aspectos psicobiológicos a otra que tiende a considerar más el contexto en el que se desenvuelve la persona , pasando así a un modelo bio – psico – social de la discapacidad. Como puede verse aquello que intenta mostrar esta pequeña revisión es cómo cada ves más se ha ido poniendo la mirada en el  ámbito social al momento de pensar la discapacidad convirtiendo a la misma  en una problemática social. Los más actuales sistemas clasificatorios  resaltan el destacado papel que cobra el analizar tanto las oportunidades , como las restricciones que tiene el individuo de participar en la vida comunitaria (Verdugo, M. A.,1999). Debemos entender entonces que la discapacidad, en tanto limitación para el desarrollo, está determinada tanto por carencias objetivas en el sujeto como por  las características de la comunidad en que este se encuentra. El estudio de esta problemática nos exige estudiar las causas, las características, las diferentes formas de intervenciones posibles en la discapacidad, pero también nos impulsa al estudio del contexto social, cultural y de las relaciones interpersonales de las personas con discapacidad. Si entendemos esto y coincidimos estaremos adhiriendo a un modelo social de la discapacidad que implica comprender que la misma será siempre la resultante de la interacción entre un sujeto ,con un determinado estado de salud, y su medio físico y social.

 BIBLIOGRAFIA.
1.    Academia Argentina de Letras. (1977) Boletín, tomo XLII, nº 165-166.
2.    Luckasson, R.; Barthwick – Duffy, S.; Buntix, W. H. E.; Coulter, D. L.; Craig, E. M., Reeve, A.; y cols. (2002) Mental Retardation. Definition, classification and systems of supports, 10º Ed. American Association of Mental Retardation, Washington, DC
3.    OMS (1997) Clasificación Internacional Deficiencias, Discapacidades, y Minusvalías, IMSERSO, España.
OMS (2001) Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud, IMSERSO,OMS Y  OPS, España.
4.    Pantano, L. (1998) La discapacidad como problema social,  Ed. Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires.
5.    Verdugo, M. A. (1994) El cambio de paradigma en la concepción del retraso metal: la nueva definición de la AARM, Siglo Cero, 25 (5), 5 – 24.
Verdugo, M. A. (1999) Avances conceptuales y del futuro inmediato: Revisión de la definición de 1992 de la AARM, Siglo Cero, 30 (5), 27 –32.
Verdugo, M. A. (1997) Retardo mental, definición, clasificación y sistemas de apoyo, Alianza Editorial, Madrid.


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