domingo 10 de diciembre de 2006


Comenzar a Vivir con una Discapacidad


Cuando abrí los ojos, luego de una complicada operación en la cual me amputaron la parte inferior de mi pierna izquierda, lo primero que dije fue, ¿pero estoy vivo? Las enfermeras y los médicos presentes me contestaron con sonrisas amables y golpecitos en el hombro. Mi pregunta se debía a que antes de llegar al hospital, había perdido una gran cantidad de sangre y alcancé a experimentar la pesada sensación de sueño que antecede a la muerte por desangre.

Todavía recuerdo con nitidez, el inmenso dolor físico que experimenté al cesar los efectos de la anestesia, sin embargo ese intolerable nivel de dolor, no me marcó, ni me amilanó. Lo traumático fue percatarme de las miradas horrorizadas que mal disimulaban mis familiares y amigos. Curiosamente ellos pensaban que les inspiraba un sentimiento de lastima, y al principio yo mismo lo percibí así, pero luego de algunas horas del obligado desfile de conmiseración, entendí, que en realidad estaban horrorizados, y no precisamente por lo que me había ocurrido, lo que sus miradas reflejaban era esa rara sensación de vulnerabilidad experimentada por los seres humanos ante los eventos catastróficos. Porque confirman, nuestra fragilidad ante el destino, las circunstancias, la adversidad o como lo queramos llamar. Tuve la sensación de pertenecer a una raza de extraterrestres. Estaba aterrado y todas las palabras de ánimo que brotaban de los labios de mis visitantes, eran desmentidas por el miedo que reflejaban sus ojos, al tratar de imaginarse lo que yo sentía en ese momento y lo terrible que en su ignorante opinión, seria a partir de entonces mi vida.

Hago esta referencia, porque aun cuando nadie actúa de mala fe al manifestar palabras de consuelo, sencillamente hay hechos y situaciones que no se pueden consolar, y menos de forma inmediata.

Las personas que por cualquier circunstancia pierden un miembro, la facultad de caminar o cualquiera de las capacidades que habitualmente se consideran “normales”, lo último que necesitan son manifestaciones de compasión, puede sonar extraño, pero tomar consciencia de la conmiseración o lastima, con la cual pretenderán tratarnos a partir de entonces, es muy duro. Por eso sostengo que las personas con Discapacidad sabemos mejor que nadie lo que significa el término incomprensión. Y la razón por la cual a los familiares, amigos, psicólogos, fisiatras, fisioterapeutas y ortopedistas les cuesta tanto llegar a entendernos, es muy sencilla; la Discapacidad es una situación y una sensación que sólo entiende el ser humano cuando la padece.
Con esto no quiero demeritar el invaluable soporte que estas personas aportan y gracias al cual, nos adaptamos lo mejor posible al medio. Pero debemos ser realistas, y ante todo pragmáticos en lo referente a la Discapacidad, si queremos superar exitosamente nuestras dificultades de orden personal, académico y laboral.

Soy consciente de que algunas personas con Discapacidad, han tenido una buena vida, gracias al apoyo incondicional de sus padres, quienes los han impulsado amorosamente a la independencia, y de forma espontánea y sin necesidad de reivindicar sus derechos, han podido aportar su productividad a la sociedad. Pero lastimosamente estos casos son excepcionales y la mayoría de las personas con Discapacidad necesitan aprender a luchar con tenacidad para alcanzar sus metas, por eso los siguientes conceptos te servirán de guía, para que un día no lejano, llegues a ser completamente independiente y conquistes tu estabilidad emocional.

Para comenzar a vivir con una Discapacidad, lo primero que debes comprender es que ni Dios, ni el destino, ni la adversidad se han ensañado contigo. Independientemente de cual haya sido la causa o circunstancia por la cual te tocó enfrentar una discapacidad, sencillamente sucedió. Y es absurdo complicarte la existencia buscando explicaciones que nadie te va a poder brindar. Es inevitable que te preguntes ¿Por qué a mi?, ¿Por qué precisamente a mí me tenía que pasar esto? , Si nunca he sido una mala persona ¿porque se me castiga de esta forma? Y un largísimo etc. de preguntas similares. De hecho todos en su momento perdemos el tiempo dándole vueltas a estas ideas y es lógico que especulemos, pero no es práctico.

Nadie está preparado ni física, ni psicológicamente para afrontar una discapacidad, sin embargo nuestro instinto de supervivencia nos permite superar esta difícil prueba, y como dice Nietszche si no te aniquila te vuelve mas fuerte. Por lo tanto, en adelante sólo deberás pensar en cosas útiles para tu existencia, a partir de ahora el objetivo de tus pensamientos será resolver de forma satisfactoria los problemas que ahora tienes frente a tì, y si los comienzas a enumerar te darás cuenta que no son pocos.

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